Supra poder, quiere otorgar el Legislativo a Andrés Manuel. El Judicial perdido.
La definición literal de dictadura, que describe la Real Academia de la Lengua Española, es “régimen político en el que una sola persona gobierna con poder total, sin someterse a ningún tipo de limitaciones y con la facultad de promulgar y modificar leyes a su voluntad”. ¿En dónde estamos padeciendo esto? Ya sabemos quién, sufre esta enfermedad, antítesis de la democracia y régimen republicano decidido por la ciudadanía a través del voto.
Todos los dictadores de la historia moderna (Siglos XX y XXI) son responsables de masacres, crímenes de lesa humanidad (acción que alude al asesinato que ofende, agravia, injuria a la humanidad), decisiones irracionales (por desequilibrio mental –como es el caso-), soberbia, intransigencia, esquizofrenia, protagonismo, venganza, frustración, complejos, enanés, narcisismo, megalomanía e infinidad de patologías. Por sus hechos los conocemos y lo consignan los libros de historia y… ahora los buscadores de la Internet.
Con mencionar a algunos de ellos, nos daremos cuenta que en México un insensato, pese a haber logrado la Presidencia de la República con más de 30 millones de votos (hito histórico en el país) confunde confianza, deseo de cambio, fe, certidumbre y legitimidad (democracia) con imposición, control total, totalitarismo como sistema de gobierno que pretende llevar a la dictadura. Este sujeto inflexible (ya comentamos en este maravilloso espacio de análisis su perfil psicológico. Muy aterrador) tiene nombre y apellidos: Andrés Manuel López Obrador, encargado de administrar México (no gobierna) entró a partir de diciembre de 2018 a la larga lista de dictadores perversos, por sus acciones.
Nombrar anarquistas despreciables, es guardar a Andrés Manuel un sitio en la galería del horror, del desprecio, de la ignominia. Su actitud YA muestra signos de repudio por la gente, incluidos los 30 millones de chairos que votaron por él (complejo de superioridad. “Todos están mal, menos yo”) “a mí no me hace nada el Coronavirus, tengo mis estampitas: un trébol de 4 hojas, otra “Detente”, mis aliados divinos”, presume.
Para someter la inconformidad popular, el hartazgo de la gente por su Transformación de 4ª, desde su primer día en Palacio Nacional, mostró que su forma de “gobernar” sería la imposición, el sometimiento, desaire, dominio sobre leyes, reglamentos, Constitución, instituciones, Poderes, etc. Maquinó someter, aplastar a los 2 contrapesos republicanos, institucionales del Pacto Federal, el Legislativo y el Judicial, para emprender a partir de ahí su vileza de controlar todo, pasando sobre la Carta Magna, que explícitamente prohíbe que “una sola persona someta 2 o más poderes” (ya manipula Ejecutivo, Legislativo y Judicial), que significa el primer paso para imponer la dictadura, el régimen autoritario, que ha sido su sueño dorado.
Sin guardar ninguna proporción, López Obrador actúa como Hugo Chávez y Nicolás Maduro (Venezuela), Daniel Ortega (Nicaragua), Fidel y Raúl Castro (Cuba); Pol Pot (Camboya), Hideki Tojo (Japón). Adolfo Hitler (Alemania), Josef Stalin (Rusia) Mao Zedong (China), caracterizados por sus inhumanas acciones, al grado de ordenar, permitir e impulsar asesinatos, masacres, desapariciones, desprecio, humillación, olvido a sus ciudadanos.
La Transformación de 4ª guarda similar comparación con agresiones por armas de fuego, traducido aquí como “homicidios dolosos” que es la acción de asesinar (no el gobierno, aún), a grupos sociales por motivos político/económicos, crimen organizado, que por omisión, complicidad, colusión, intereses, protección, promesas, etc. se convierte en copartícipe de masacres, ataques, incursiones en la autoridad.
Al sexenio fallido de López Obrador en nada favorecen las cifras de decesos por guerra intestina contra la delincuencia organizada, ¿por qué? porque las autoridades federales responsables de ello, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, regenteada por Alfonso Durazo Montaño (miguis, miguis de Andrés Manuel), la Guardia Nacional, capricho y necedad de López, encargada al General militar Luis Rodríguez Bucio, la Fiscalía General de la República, en manos virtuales de Alejandro Gertz Manero y desde luego del todólogo, omnipotente, omnipresente, dictador y locuaz Andrés Manuel López Obrador, todo le falla, no dan resultado, pierden la “guerra fallida”. Los muertos les caen en racimos. Las organizaciones delincuenciales están infiltradas en los tres órdenes de gobierno federal, estatal y municipal.
Funcionan como policías, funcionarios públicos, legisladores, regidores, síndicos, etc. desde sus posiciones éstos conocen la agenda del día y las operaciones de los elementos de seguridad municipales, estatales, federales y grupos especiales, por lo que sin la mayor presión operan asaltando, secuestrando, ejecutando, asesinando para marcar y/o defender territorio que no se dejan arrebatar a base de enfrentamientos sangrientos.
Las cifras más actuales sobre el número de “homicidios dolosos”, yo digo asesinaros, a abril de 2020, en el sexenio de la Transformación de 4ª, que muestra incapacidad para resolver el problema oscilan entre 35 mil 600 a 35 mil 900, a lo largo del territorio nacional. Guarismos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y del INEGI coinciden, aunque el inquilino de Palacio Nacional se resiste a aceptar, argumentando “tener otros datos”, desnuda la realidad irrefutable de su incapacidad de administrar (no gobernar) un país de las dimensiones de México.
Para disimular esta vergonzosa verdad, a la que analistas y reporteros de la “Fuente de Seguridad y Policiaca” bautizan como “la segunda epidemia más letal que el COVID 19”, el señor López recurre a su instinto totalitario: controlar todo, como distractor, a través de su lazarillo en la Cámara de Diputados, Mario Delgado, Presidente de la Junta de Coordinación Política (JUCOPO) y Líder del Grupo Parlamentario de Morena y gusanos que lo acompañan, Partidos del Trabajo (PT), Encuentro Social (PES) y Verde Ecologista de México (PVEM), proponiendo reformar Leyes para dar más poder político a López Obrador y dejar vía libre para que a su albedrío, antojo y rapiña, maneje los dineros del Presupuesto de Egresos de la Federación 2020, bajo el pretexto de la epidemia COVID y disponer ese recurso limpio, digno, honorable para sus fines políticos, electorales y transexenales con miras a los comicios intermedios de 2021, en que se renovará la Cámara de Diputados, y no perder la mayoría que hoy controla.
Previo a la severa crisis de Coronavirus en su 3ª Fase, la más letal por contagios y muertes, coincidió con la culminación del periodo ordinario de sesiones del segundo año de trabajo de la LXIV Legislatura, estaba todo listo para instalar la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, con mayoría de Morena y coacusados, habían maquinado convocar a periodo extraordinario para aprobar un sólo punto de acuerdo: Reformas a la Ley de Presupuesto de Egresos 2020 y abrir el cofre del erario nacional para los caprichos y absurdos de López Obrador. Sin embargo el C19, la presión social, de periodistas y medios de comunicación decentes, dignos, éticos, hicieron recular al títere Delgado Carrillo, posponiendo para “mejor ocasión” la perversa intentona de El Peje por manejar “libremente” los dineros del pueblo.
Sin embargo, frustrado por no “cumplirle” al titiritero, Mario Delgado amenazó que una vez pasada la contingencia mundial por COVID, su grupo parlamentario y rémoras intentarán, otra vez, dotar de súper poderes discrecionales a su mesías para que haga lo que desee con el Presupuesto bajo el pueril argumento de “emergencia sanitaria”
Lo que se puede leer “entre líneas” es la actitud de anarquía de Andrés Manuel de asumir control absoluto sobre el Poder Legislativo para manejar a su antojo al segundo Poder republicano, al que suma el Judicial, que desde el 1 de diciembre de 2018, manipula y comen de su mano. No sólo controla la Suprema Corte de Justicia de la Nación (con 6 de los 11 Ministros) sino que es suyo el Consejo de la Judicatura Federal, brazo ejecutor de la Corte. Desde luego la Fiscalía General de la República, cuyo titular, Alejandro Gertz Manero, un “florero” virtual, a las órdenes del tabasqueño. En pocas palabras, y contraviniendo la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, López tiene los hilos de los tres Poderes de la Unión, sí, en un solo hombre.
Además los órganos defensores y procuradores de derechos humanos sus leyes y reglamentos, obran en manos del mesías tropical: la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Controla las armas y logística de defensa: SEDENA, MARINA, Guardia Nacional, grupos especiales (swats), C2, C3, C4 y C5 ojos y oídos del gobierno en las calles del país y sus respectivos operadores; drones, motociclistas, patrullas civiles. “pajaritos” Intervención de teléfonos convencionales, celulares, I Phons, IPad, redes sociales, etc.
Con estos “instrumentos” a su disposición cree estar a un tris de lograr su objetivo, cambiar la política democrática que nos hemos dado los mexicanos, por su ideal, sueño y deseo: la dictadura.
Existen aún diques que impedirían esta imposición. El primero, la dignidad, decisión y nacionalismo de los mexicanos (salvo sus pejesombies, botts, amlovers, chairos, rebaños, acarreados), periodistas y medios dignos, éticos, decentes. El INE que el próximo año tendrá el reto y obligación moral de arbitrar elecciones transparentes, limpias, democráticas, para frenar una eventual elección fraudulenta de Morena y la T4a por conservar la mayoría en la Cámara de Diputados. La renovación de 13 Gubernaturas y respectivos congresos: Colima, Guerrero, Michoacán, Querétaro, Sinaloa, San Luis Potosí, Nayarit, Campeche, Sonora, Zacatecas, Baja California Sur, Chihuahua y Tlaxcala.
El juez de esas elecciones y aval democrático, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que tendrá la responsabilidad de calificar e impedir que quien no gane en la urnas, judicialice la elección.
Si los mexicanos detenemos a López Obrador, a la T4a, a la cargada socialistoide del lopezobradorismo, derrotándolos en las urnas –por la vía del voto- impediremos que este esquizofrénico consolide su afán dictatorial y hunda más al país con sus erráticas políticas económica, financiera, laboral comunistoides y conflicto con los sectores productivos.
Su demencia senil es un peligro para México. Frenémoslo en las urnas en 2021. Es nuestra obligación y deber patriótico.