Cuando descubrí que detrás del reciclaje existía un mundo desconocido, tomé la decisión de adentrarme en sus raíces, quería conocer quiénes eran las manos que se encargaban de esta titánica labor, para Bogotá según la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP) y los datos del Registro Único de Recicladores de Oficio (RURO) existen más de 21.500 Recicladores, de los cuales 13.000 aproximadamente son mujeres, una población muy grande y extraordinaria. Yo sabía que el camino a recorrer no iba a ser fácil ni mucho menos descomplicado, que me iba a cruzar con desafíos y sorpresas, pero lo que nunca imaginé es que iba a conocer muchas historias para contar de seres extraordinarios, seres de luz que a través de sus sonrisas me enseñaron a amar este proyecto, a seguir adelante y así poder brindarles apoyo en muchos procesos del cual estoy segura ha fortalecido aún más mi propósito de vida, fue así como me apasioné por el empoderamiento, fortalecimiento y dignificación de la labor de la mujer Recicladora de la ciudad de Bogotá en Colombia.
Estas mujeres que se visten diariamente con una coraza de acero para salir a reciclar y enfrentarse a muchas situaciones con condiciones difíciles no solamente climáticas si no, sociales son mujeres comunes y corrientes, que tienen la carga añadida de tener que convivir con la reproducción de relaciones de género jerárquicas en el hogar, el trabajo y en sus respectivas comunidades, se encuentran con numerosos desafíos relacionados con esta actividad, cuyos beneficios medioambientales y económicos no son siempre reconocidos. A pesar de una creciente atención hacia los estudios sobre recuperación de materiales y gestión de residuos sólidos, todavía existe una falta de comprensión sobre las dinámicas de género y la división sexual del trabajo dentro de estas actividades.
Así las cosas, a través de mi proyecto he logrado llegar a muchas familias hasta de 4 generaciones: abuela, madre, nieta y bisnietas que durante toda su vida se han dedicado a esta actividad, la mayoría de ellas son madres cabeza de hogar con muchos sueños y metas que cumplir, están allí por diferentes situaciones que la vida les puso en el camino, que son certeza gracias a la recolección y recuperación de materiales desechables como plásticos, cartón, chatarra, vidrio, icopor entre otros, pueden llevar el sustento para sus familias en el hogar.
Invito a quienes deseen sumarse a este proyecto de emprendimiento social para unir fuerzas y avanzar en la construcción de un centro de atención para la mujer recicladora, un espacio donde puedan recordar lo valioso que es ser mujer en medio de la dificultad, donde puedan maquillarse, arreglar su cabello, sus uñas, donde puedan ser escuchadas y atendidas como se merecen. Sueño con eso y deseo que algún día se haga realidad.
Por Yamile Cerdas, Bogotá Colombia