Siento indignación al ver una región que sigue abandonada por sus autoridades y los gobiernos de turno. Una región que teniendo “todo”, ha estado siempre en la “nada”. Una región de gente mística y humilde de corazón, pero con gran carencia del sentido de compromiso. Aquí, sin duda más allá de corruptores y corrompidos, lo que hay es una desidia enorme de quienes tienen la toma de decisiones.

En Loreto, donde nace y crece en todo su esplendor el río Amazonas, hoy tenemos según cifras oficiales del gobierno 92 fallecidos, sin embargo, el medio de comunicación “Ojo Público” ha manifestado que ya bordeamos las 801 muertes en la región (según informe del 14 de mayo). Como verán aquí tenemos otro problema: el inadecuado registro de fallecidos por el nuevo coronavirus.

En los pasadizos del Hospital Regional se observan a los pacientes conectados a los balones de oxígeno, todos hacinados y desprotegidos. En Requena apareció un ataúd en un basurero, según imágenes de televisión. En noticias internacionales como la BBC de Londres nos narra un crudo informe sobre la pandemia en nuestra selva peruana titulado: “Se van a morir a sus casas porque no hay camas”.

Los casos cada vez son mayores, y aunque hay “oxígeno”, no existen manómetros para instalarlos, y aunque existen respiradores, tampoco están las enfermeras para que los operen. Y lo que es peor aún, los balones de oxígeno se venden entre 880 y 1470 dólares, un crimen mayor pues lucran de manera descarada con la necesidad de la gente en tiempos de crisis.

Sin duda, Loreto se ha convertido en el epicentro de la hecatombe sanitaria. En los últimos días se han generado serios problemas en comunidades amazónicas lejanas, en donde se reportaron 14 nativos muertos por coronavirus y centenares de contagiados. Es decir, ya no solo necesitamos oxígeno para Iquitos, sino para toda la periferia como Nauta, Requena, Yurimaguas, entre otras localidades que vienen siendo golpeadas por picos altos de negligencia e indiferencia.

Iquitos, conocida famosamente como la “Isla bonita”, por aislada en tristeza y abandonada durante años. Iquitos: la que aún no cuenta con conectividad y una carretera que le permita ser un eje comercial. La de la falsa esperanza moral, la de los cuentos y leyendas de pasajeros narcotraficantes y abuso a niñas de 7 años. La de la pobreza extrema, la de muertes por desidia, la que amo y me duele a la vez.

Me dueles Iquitos, porque sé que este abandono no es de ahora, sino de hace mucho tiempo. Al colapso de hospitales se añaden otras problemáticas, que es preciso conocer, porque esta crisis debe ser una oportunidad para cambiar todo lo que se venía haciendo mal. Por ejemplo, la conectividad es de las peores, no me dejarán mentir que de todas las regiones es la que tiene el peor servicio de internet, y esto considerando que ahora todos los estudiantes y trabajadores tendrán que adaptarse al mundo virtual, es por ello necesario responder de inmediato a este problema.

Además, hasta el momento no existen las vías de acceso como carreteras que conecten con la costa del país, un tema del que se ha hablado innumerables veces y no se ha avanzado nada. Entre otros puntos que deben ponerse en la mira para esta región, no en los próximos años, sino ahora.

Que el oxígeno vuelva pronto a nuestro pulmón del mundo, a esa entrañable tierra de flora y fauna maravillosa; pero que pocos vemos y valoramos. A esa rica tierra de generosa gente que son “mendigos sentados en un banco de oro”, como decía nuestro historiador peruano Antonio Raimondi. A esa Amazonía que hoy respira de a pocos, pero que con un vigoroso impulso nos oxigenaremos para ingresar con fuerza a un nuevo mundo.